El encanto del Tostévere, por fuera y por dentro es evidente. Los paseantes en la calle de Codo del centro de San Miguel de Allende, no resisten la tentación de asomarse, al escuchar voces felices entre suculentos aromas y un cálido ambiente. Los sabores ecléticos despiertan emociones y las charlas fluyen, mientras el barman sigue el ritmo de la buena música con el shaker.

El mundo en una tostada.

El olor y el crepitar del asador nos hace viajar al mar, cuando un pulpo se presenta en el fogón. Con el suave humo podemos volar al Mediterráneo o Mazatlán. La cocina del Tostévere fusiona las fronteras, para deleitarnos el paladar. De algo puedes estar seguro, la tostada de pulpo a las brasas no tiene igual.

¿Vas de pasada o vienes por una tostada?

Con la tostada de Ezquites entrufados, nos vamos de la playa hasta Tenochtitlán. Su sofisticado sabor tiene su esencia en las recetas de las abuelas, y en los elotes que en todos los pueblos podemos encontrar en su plaza principal. La exquisites de este patillo, podría ser un emblema nacional.

Quieres una tostada, lo dice tu mirada.

De tierras aztecas nos vamos a la región Moche del Perú, donde los pueblos originarios crearon el Ceviche hace 2 mil años. Sabores ancestrales nos llegan a la mesa en una espectacular tostada. Sus colores son de una fiesta latina y su altura nos recuerda la cordillera de los andes.

Te esperamos en Tostévere, para continuar el viaje.

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